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domingo, 8 de enero de 2017

Avances de la mujer republicana

Acabo de leer una excelente novela histórica: La vida partida en dos, del autor Antonio Andújar Castro.  El argumento nos traslada a Valencia, recién instaurada la segunda república en 1931. 



El nuevo sistema democrático logró avances impensados para las mujeres, por primera vez con derecho a voto y acceso a puestos políticos y administrativos. Fue un breve paréntesis de apertura social y democrática abortado por  el golpe de estado que dio lugar a la guerra civil de 1936, a cuyo fin  se retornaría al oscurantismo que haría a la mujer ocupar un lugar servil en la sociedad franquista.

Resulta inevitable reflexionar sobre qué hubiera sucedido si hubiera vencido la guerra el bando republicano, que en 1931 había erigido legítimamente un sistema democrático renovador de  España tras el fracaso de la monarquía y su naufragio inevitable. La continuidad de que tanto alardea esta institución no es tal cuando el denominador común a lo largo de sus representantes en España hasta la segunda república fue asegurar su puesto a todo trance, resistiendo a los embates de un pueblo analfabeto y pobre, en total desigualdad de derechos frente a los nobles y cortesanos defensores de la monarquía, garante de sus privilegios frente a los más desfavorecidos.

Con la desaparición de la república la mujer volvió a ocupar un papel dependiente del hombre, entrenada para ser buena esposa, sumisa sin rechistar aunque su marido perteneciera al perfil de maltratador, lo cual en cierto modo propiciaba este sistema social, que ha ido coleando décadas y dejando su huella incluso después de la muerte del dictador en 1975. Un ejemplo de ello es la historia de Aurora, protagonista de la novela Caricias rotas, del escritor Paco Arenas: 




Reseña de La vida partida en dos:

La personalidad fuerte de Ariadna, ajena a la política de su tiempo y centrada más en su ego, opta por utilizar sus armas de mujer para lograr la consecución de una meta aparentemente inaccesible que la traslada a Egipto. Las puertas abiertas a su gran belleza y personalidad se convierten en cepos y visicitudes que ha de enfrentar lejos de su familia y su hijo recién nacido, menos prioritario que la consecución de su anhelo.

Ariadna arrastra pasiones en torno a ella y utiliza a su conveniencia a cinco hombres. Pero esta aparente dureza y frialdad va dejando asomar paulitanamente, a medida que avanza la intensa trama de esta historia, un fondo que ella misma se había negado a descubrir.


Excelentemente escrita, como acostumbra el autor, esta novela nos traslada a un viaje en el tiempo y hacia el interior del personaje protagonista, manteniendo en vilo al lector, conducido a las lejanas tierras de Egipto y la fascinación de este mágico lugar. Todo ello, con una impecable investigación y cuidado en todos los detalles, logrando a la perfección ambientarnos en el entorno de la protagonista.

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